Paz a los hombres de mala voluntad

Que sea tenido en cuenta el bien y no el mal.
Con ocasión del Yom Kipour, ¡paz a los hombres de mala voluntad!
Que cese la venganza…

Los crímenes han superado toda medida.
Hay demasiados mártires.
No midas, Señor, sus sufrimientos con el peso de tu justicia,
ni cargues esos sufrimientos en la cuenta de los verdugos
para hacerles pagar una terrible factura.

Que sean pagados de otra manera.
Cuenta, Señor, a favor de los verdugos,
de los delatores, de los traidores y de todos los hombres de mala voluntad,
el coraje y la fuerza espiritual de los otros,
su humildad, su dignidad, su lucha interior constante
y su invencible esperanza;
la sonrisa que restañaba las lágrimas, su amor,
sus corazones rotos que permanecían firmes y confiados
ante la misma muerte, sí, incluso en los momentos
de la más extrema debilidad…

Que todo eso sea depositado ante Ti, oh Señor,
para el perdón de los pecados,
como rescate para el triunfo de la justicia:
¡Que sea tenido en cuenta el bien y no el mal!
Y que permanezcamos en el recuerdo de nuestros enemigos
no como sus víctimas, no como una pesadilla,
no como unos espectros que siguen sus pasos,
sino como una ayuda en su combate,
para destruir la furia de sus pasiones criminales.
Nosotros no les pedimos nada más.

Y cuando todo esto habrá terminado,
concédenos vivir como hombres en medio de los hombres,
y que la paz vuelva sobre nuestra pobre tierra.
Paz para los hombres de buena voluntad
Y paz también para todos los demás.




Oración de un judío anónimo, escrita en yiddish, encontrada en el campo de exterminio de Birkenau