Amigo de los hombres

¡Amigo de los hombres,
Salvador bendito, alabado y exaltado!
Tú eres refugio fortificado, abrigo seguro,
bondad que excluye toda maldad,
Tú perdonas el pecado y curas toda herida,
Tú realizas lo imposible y alcanzas lo inaccesible,

Camino de vida,
Tú eres el primer guía en el camino del Amor,
Tú me conduces con dulzura en mi marcha hacia la Luz,
Tú me das confianza y no me abandonas en mis caídas,

Liberador desinteresado,
Tú no quieres que ningún hombre se condene,
Tú das plenamente la salvación sin pedir nada a cambio,
Tú enriqueces con tu gloria la oscuridad de mi barro,

Claridad sin sombra,
Tú me envuelves y me cubres, en mi miseria,
Tú me iluminas con los rayos de tu grandeza infinita,
Tú me vuelves a hacer glorioso en tu luz,
Tú me renuevas y me devuelves mi belleza primera,

Remedio infalible de vida,
Tú reparas las faltas de mi libertad cautiva,
Tú devuelves la vida a los muertos sin aliento,
Tú eres Salvador de quienes te suplican,

Creador de todas las cosas,
Tú no permites que se dude de tu poder infinito,
Tú restauras a quien ha sido quemado por el fuego,
Tú recompones a quien ha sido dispersado a los cuatro vientos,
Tú reconstruyes a quien ha sido devorado por los dientes de las fieras,
Tú, en un abrir y cerrar de ojos, resucitas a los muertos.

Tu Nombre ha sido proclamado:
¡HIJO DE DIOS!
¡A Ti que lo has creado todo,
A Ti que reinas sobre todo,
por quien todo existe,
a Ti la gloria de parte de todos,
por los siglos de los siglos!
AMÉN.

San Gregorio de Narek
(944-1010)