III Domingo de Cuaresma


28 de febrero de 2016
(Ciclo C - Año Par)






  • "Yo soy" me envía a vosotros (Éx 3, 1-8a. 13-15)
  • El Señor es compasivo y misericordioso (Sal 102)
  • La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para escarmiento nuestro (1 Cor 10, 1-6. 10-12)
  • Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera (Lc 13, 1-9)
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Historia de Gloria

(Gloria perdió tres hijos en la guerra de Vietnam y se reúne con otras madres que han perdido también algún hijo en la misma guerra. Cada vez se reúnen en casa de una de ellas, que les muestra las fotos y los recuerdos de su hijo. Hoy se han reunido en casa de Claire, que es la más rica de todas ellas, la que vive en Central Park, mientras que Gloria, que es la más pobre de todas ellas, vive en el Bronx. Cuando está terminando la reunión ocurre lo siguiente, que nos relata Gloria) 

No sabría describir su manera de mirarme, pues hay pocas palabras con las que hacerlo; era algo que manaba, que se alzaba, una elevación sobre la superficie del agua, era la clase de cosa que no se puede expresar. Por un instante sentí como si algo se hubiera desatado a lo largo de mi espina dorsal y se me tensó la piel, pero ¿qué podía decir? Me asió la muñeca y me la pellizcó, diciéndome por segunda vez que lo comprendía y que no había tenido intención de impedirme asistir al coro. Me aparté de ella. Asunto zanjado, estaba segura de ello, felizmente solucionado, ahora el corredor brillaba, todas sonreíamos y dijimos que la siguiente vez nos veríamos en casa de Marcia, aunque tenía la sensación de que probablemente nunca habría una segunda vez, eso era lo doloroso, estaba segura de que todas habíamos tenido nuestra oportunidad, habíamos hecho revivir a nuestros chicos durante un rato, y salimos al rellano, donde Claire pulsó el botón del ascensor. 

El ascensorista abrió la puerta de hierro. Fui la última en entrar, y Claire me tomó del codo, me hizo retroceder y acercarme de nuevo a ella con el rostro entristecido. 

- ¿Sabes? –me susurró-. Te pagaría con mucho gusto, Gloria. 

(Gloria sale caminando a toda velocidad, enfadada, decidida a volver a su casa, al Bronx, andando, aunque tenga que tardar un montón de horas) 

Entonces pensé de nuevo que no debería comportarme como lo estaba haciendo, que tal vez lo había entendido todo mal, tal vez en verdad ella no fuese más que una blanca solitaria que vivía en Park Avenue, que había perdido a su hijo exactamente de la misma manera que yo perdí a tres de los míos, que me había tratado bien, no me había pedido nada, me había recibido en su casa y besado en la mejilla, se había ocupado de que mi taza estuviera siempre llena, y tan sólo había cometido el error de hablar más de la cuenta, una frasecilla tonta a la que yo permitía echarlo todo a perder. Me había gustado cuando nos atendía, y ella no había tenido ninguna mala intención, tal vez sólo estaba nerviosa. La gente es buena o medio buena o una cuarta parte buena, y eso cambia continuamente, pero ni siquiera en el mejor de los días nadie es perfecto. 

(Después de ser atracada mientras caminaba hacia el Bronx, Gloria, que no lleva encima dinero alguno, toma un taxi y decide volver a casa de Claire, que es quien pagará el taxi y la atenderá curándole las llagas que los zapatos le han hecho en sus pies. Finalmente Claire llama a un taxi y la acompaña en él hasta su casa) 

Las dos sonreíamos. Una ancha sonrisa compartida, porque cada una sabía algo de la otra: que ahora seríamos amigas, que poco era lo que podría impedírnoslo, que avanzábamos juntas por aquel camino. Podría hacer que se rebajase para entrar en mi vida y probablemente Claire podría sobrevivir a la prueba. Y ella podría hacer que me rebajara para entrar en la suya y yo podría hurgar en ella. Le tomé la mano. Ahora no sentía ningún temor. Notaba un sabor a hierro en la garganta, como si me hubiera mordido la lengua y ésta hubiera sangrado, pero era agradable. Las luces se deslizaban velozmente a nuestro lado. Recordé que, de niña, metía flores en grandes tinteros y entonces el tallo se inundaba, luego los pétalos y la flor entera se volvía negra. 

Cuando llegamos al edificio del complejo de viviendas subvencionadas, había una conmoción en el exterior. Nadie reparó siquiera en el coche. Nos deslizamos junto a la valla, ensombrecida pro el paso elevado. La luz de las farolas hacía vibrar las vigas de acero negras. Ninguna de las mujeres de la noche había salido, pero un par de chicas con falda corta estaban acurrucadas bajo la luz de la entrada. Una se apoyaba en el hombro de la otra y sollozaba. 

Salmo 91 "Es bueno dar gracias al Señor"

Catequesis Parroquial nº 131.1
Retiro de Cuaresma 2016 (1/3)

Autor: D. Fernando Colomer Ferrándiz
Fecha: 16/02/2016

Para escuchar la charla, pulse aquí: http://www.ivoox.com/10505156



II Domingo de Cuaresma


21 de febrero de 2016
(Ciclo C - Año Par)






  • Dios hace alianza con Abrahán, el creyente (Gén 15, 5-12. 17-18)
  • El Señor es mi luz y mi salvación (Sal 26)
  • Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso (Flp 3, 17-4,1)
  • Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió (Lc 9, 28b-36)
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Aborto y Eutanasia

Cada vez que contemplamos a un niño recién nacido nos sentimos sobrecogidos por el misterio y el milagro que cada nuevo hombre representa. Al verlo, al tocarlo, al abrazarlo, al empezar a interactuar con él comprendemos que es “mucho más” que el producto de la unión de sus padres, que, aunque él ha venido a nosotros a través de esa unión, sin embargo viene de mucho más lejos, viene del Otro que nos ha creado y nos ha dado el ser. El niño recién nacido es un misterio que nos remite al Misterio y que de este modo toca nuestro corazón, incluso hasta las lágrimas: no hace mucho me confesaba un padre que lloró cuando vio a su primera hija recién nacida. 

La dignidad de la vida humana, el carácter ‘sagrado’ de la vida humana

“Digno” es todo aquello que, por su propia naturaleza, posee un valor, una nobleza y una excelencia que lo hacen valer por sí mismo y que prohibe tratarlo como un bien intercambiable con otros bienes, como un medio o instrumento en vistas a conseguir un fin. Tal es el caso de la persona humana. Por eso decimos que la persona humana no tiene precio, ni en términos económicos, ni en términos de bienestar, ni en términos de progreso, ni en términos sociales, sino que, al contrario, ella es más bien la medida de valor para todas las cosas disponibles para el hombre. Y cuando hablamos de la dignidad de la vida humana, en realidad estamos hablando de la dignidad de la persona humana.

Dios Creador ha confiado al hombre la administración de todo lo creado. Sin embargo, ha querido proteger algunas cosas al máximo de toda prepotencia y capricho. Por eso las llamamos “sagradas”. ‘Sagrado’ significa ‘indisponible’, es decir, algo que no puede ser tratado como un simple medio para obtener un fin, algo que exige de nosotros un respeto y una consideración porque es valioso por sí mismo y porque su realidad no es un producto nuestro sino un bien que viene a nosotros de más lejos que nosotros. 

En este sentido decimos que la vida humana es sagrada. Si el hombre pudiera disponer a su propio gusto de la vida humana, ésta se volvería “calculable” y ya no sería “digna”, es decir, algo que no puede ser medido con ningún otro bien creado. Pero la vida humana es digna porque no es una realidad abstracta sino la realidad de cada persona humana singular. Y por lo tanto es de cada persona humana singular de la que decimos que es indisponible y que posee un valor único en el mundo. Todo ha sido creado para el hombre; éste, sin embargo, es “la única criatura que Dios ha querido por sí misma” (GS 24). Por tanto, la existencia de cada persona humana individual manifiesta una disposición divina particular, un acto libre de Dios por el que Él ha querido llamar al ser a ese rostro, es decir, a ese ser singular y único que es cada hombre. Y ello comporta que no sea moralmente lícito disponer sobre ese ser como si fuera un ente más de la creación, ya que no lo es porque ha sido querido por sí mismo y no en función del todo. 

“Todo es vuestro, vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios” escribe san Pablo (1Co 3, 21-23). “Todo” significa la creación entera que ha sido creada para el hombre, así como el hombre ha sido creado para Dios. El sentido de las cosas creadas es el hombre, es hacer posible la existencia del hombre: las galaxias, las constelaciones, el universo entero, el planeta tierra, las plantas, los animales encuentran su sentido en el hombre; y el hombre encuentra su sentido en Dios. El hombre posee una relación directa e inmediata con Dios, relación que acontece en el santuario de su conciencia, de su corazón, y que es la propiedad exclusiva del ser personal. Y por eso la persona humana, a la que Dios habla en su corazón (cosa que no hace con las ballenas), no está a disposición de ninguna criatura, sino sólo a disposición de Dios. 

Dios es el único Señor de la vida y de la muerte

La Sagrada Escritura no se cansa de afirmar que Dios es el único Señor de la vida y de la muerte: “Ved ahora que yo, sólo yo soy, y que no hay otro Dios junto a mí. Yo doy la muerte y doy la vida, hiero y sano yo mismo (y no hay quien escape de mi mano)” (Dt 32,39). Cuando el rey de Israel leyó la carta que le enviaba el rey de Siria rogándole que curara de la lepra a su general Naamán, se rasgó sus vestiduras y exclamó: “¿Acaso soy yo Dios para dar muerte y vida?” (2R 5,7). Y Cristo resucitado, en el Apocalipsis, exclama con contundencia: “No temas, soy yo, el Primero y el Último, el que vive: estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades” (Ap 1, 17-18).

Próximos ejercicios espirituales

Días 16, 17 y 18 de febrero de 2016
Lugar: Parroquia San León Magno


18:15 h - Rezo de Vísperas
18:30 h - Reflexión de D. Fernando Colomer
19:30 h - Adoración del Santísimo Sacramento
20:00 h - Eucaristía


No hace falta inscripción alguna, si deseas asistir (a todo o sólo a parte de los ejercicios) te esperamos en la Iglesia de la Parroquia.

I Domingo de Cuaresma


14 de febrero de 2016
(Ciclo C - Año Par)






  • Profesión de fe del pueblo escogido (Dt 26, 4-10)
  • Está conmigo, Señor, en la tribulación (Sal 90)
  • Profesión de fe del que cree en Jesucristo (Rom 10, 8-13)
  • El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado (Lc 4, 1-13)
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Cuaresma: días penitenciales


La ley de la Iglesia, recogida en el Código de derecho canónico nos instruye sobre los días penitenciales mediante los cinco cánones que reproducimos a continuación:

1249.- “Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia, sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen”.

1250.- “En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma”.

1251.- Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo”.

1252.- “La ley de la abstinencia obliga a todos los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes (…) no están obligados al ayuno o a la abstinencia”.

V Domingo del Tiempo Ordinario


7 de febrero de 2016
(Ciclo C - Año Par)






  • Aquí estoy, mándame (Is 6, 1-2a. 3-8)
  • Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor (Sal 137)
  • Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído (1 Cor 15, 1-11)
  • Dejándolo todo, lo siguieron (Lc 5, 1-11)
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Quita de mí

Quita de mí, Señor, este corazón de piedra, quita de mí este corazón endurecido, incircunciso. Tú que purificas los corazones y amas los corazones puros, toma posesión de mi corazón y habita en él, llénalo con tu presencia, tú que eres superior a lo más grande que hay en mí y que estás más dentro de mí que mi propia intimidad. Tú que eres el modelo perfecto de la belleza y el sello de la santidad, sella mi corazón con la impronta de tu imagen; sella mi corazón, por tu misericordia, tú, Dios por quien se consume mi corazón, mi lote perpetuo. Amén.
Balduino de Canterbury